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La risa un poco ronca y una barba que siempre pincha. Entradas considerables, barriguita cervezera, ombligo ancho cercado de pelos, talones ásperos, exigua flexibilidad y lloros contenidos. En el asilo de ancianos, causan furor estos muñecos modelo bebé adulto.
*Publicado en Narrativas. Revista de Narrativa Contemporánea en Castellano, 27, Oct.-Dic. de 2012
Presunto
-La risa un poco ronca y una barba que siempre pincha. Es lo que tenemos. Tendrás que hacerle reír o darle un beso.
Al decirlo, Cabria se percata de la faena. Sabe que no va a funcionar el fingimiento. Le ronda la cabeza un retiro soleado.
En el lugar acordado, el agente Belmonte espera con un café frío. Todas las risas le parecen roncas; todas las barbas, ásperas… ¡Un momento! El más viril, el más rudo de los hombres entra derecho a la barra y se sienta toscamente junto a Belmonte.
-¡Ponme un gin tonic, maricón!
Su sonrisa le delata.
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