...blog literario de rubén rojas yedra

viernes, 27 de abril de 2018

Fernando Iwasaki (1961, Lima, PER)


La habitación maldita
Ajuar funerario, 2004

Llegué sin reserva porque para eso soy cliente habitual, pero no quisieron darme la única habitación que les quedaba. A regañadientes me entregaron la llave y se ofrecieron a buscarme una suite en otro hotel de la cadena, mas yo estaba muy cansado y subí sin hacerles caso. 

La decoración no era la misma de las otras habitaciones: las paredes estaban llenas de crucifijos y los espejos apenas reflejaban mis movimientos. Recién cuando me eché en la cama reparé en la pintura del techo: un Cristo viejo y enfermo que me miraba sobrecogido. Me dormí con la inexplicable sensación de sentirme amortajado. 

Un clavo de frío me despertó, y junto a la cama una mujer de niebla me dijo con infinita tristeza: «¿Por qué has sido tan imprudente? Ahora te quedas tú». Desde entonces sigo esperando que venga otro, para despertarlo con mis dedos de hielo y poder dormir de una vez. 


Dulce compañía
Ajuar funerario, 2004

No quería castigar al niño, pero fue inevitable. No solo mintió sino que además me amenazó. Desde entonces está raro. No habla, no juega y no quiere que lo bese. Me da miedo cómo mira, la forma en que come, las cosas que canta. Esta mañana salí al jardín y en un paquetito que estaba junto a unas velas negras encontré uñas cortadas, sobras de comida y una foto carné mía. No he querido llamarle la atención de nuevo, pero lleva encerrado en su cuarto desde anoche. He subido las escaleras y he sentido escalofríos, un olor extraño y unas sombras huidizas. El niño habla con alguien y sigue cantando esas canciones horribles. Le pido que me hable y me insulta y se ríe. No tengo más remedio que abrir la puerta. 


Vamos al colegio
Ajuar funerario, 2004
 
Como todas las mañanas, he vestido a los niños y los he colocado en el asiento trasero para que sigan durmiendo. Enciendo el coche y el motor se va calentando, desentumeciendo. El invierno es crudo y prefiero no abrir la ventana para que los niños no pasen frío. Corro a la cocina a preparar sus bocadillos y no hay mantequilla, el queso también se ha terminado y tengo que abrir una lata de atún. Cuando encuentro el abrelatas ya se nos ha hecho tarde. Corro al garaje. Apenas puedo respirar. Los niños no se despiertan.