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viernes, 10 de febrero de 2012

Eloy Tizón (1964, Madrid, España)

Estela Gallardo sonreía para adentro. Era de esa clase de personas que se anotan en las manos los recados urgentes. Estela Gallardo tenía las manos escritas. Manchas de amor. Manos. La blancura de sus manos. Manos de leche, de arroz con leche, de nieve un poco sucia. Manos más blancas que el blanco. Más allá de lo blanco. Las manos de Estela Gallardo alzaban el vuelo a los estantes más altos en busca de unas agendas o se posaban en silencio, unos minutos, junto a la sombra lila de un lápiz. Y el aire se llenaba de unicornios. Ah, qué difícil era poblar esa espera, ese crujido, leve (cuanto más leve más terrible), esos dedos de repente convertidos en raíces o tentáculos, en monstruosos ángeles. (p. 27)

Se amaban, pero no se conformaban con eso, sino que al mismo tiempo que amaban relataban sus amores, para sí mismos y para el otro, juntos o por separado, en cartas, diarios y pliegos, de forma que si con una mano acariciaban, con la otra mano hacía el comentario de esa caricia, y el comentario del comentario, con lo cual su amor iba adquiriendo un peso trágico, manuscrito, y escribir era lo más parecido a vivir. (pp. 45-46)

"El arte", pensaba el emperador, "es el intento de reparar los errores del tiempo, que te da la espina pero no te da la rosa." (p. 48)

De qué está hecha la literatura. De sueños. Más que palabras o acciones, los libros y las historias son colmenas misteriosas, caparazones sonámbulos. (p. 56)

Los juglares amenizaron la cena interpretando canciones con un aire de balada. Un trovador vestido de verde se adelantó unos pasos en la tarima, carraspeó, abrió la boca para hablar y de su garganta brotó un sonido especialísimo, como cristal, que suspendió los ánimos. Tenía una voz prodigiosa. Oyéndole, uno creía volar. Aquella boca encerraba varios pedazos de cielo. Al oírle cantar uno sentía que, pese a todos los horrores pasados, presentes o venideros, en ese preciso instante era maravilloso estar vivo. (p. 59)

3 comentarios:

  1. Anónimo21:56

    Este tipo es de lo mejor que he leído últimamente. Y eso, que aún no he leído una obra completa, sólo fragmentos, pero invitan al infinito. Sé que me va a enamorar; al menos, tengo la predisposición. Gracias, Rubén.

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  2. Anónimo21:16

    Creo que ya estás enamorada. Gracias, Rubén.

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  3. Nieves martinez menaya23:00

    Y yo
    Gracias , Rubén

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