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martes, 10 de julio de 2012

"Notas para la composición de Emma Zunz" (7/12), en Manifiesto Azul

El hombre, sueco o finlandés, no hablaba español. Era un marinero soez y de talla media. Que fuera extranjero es clave, por lo ajeno; y también marino, porque, en cada nueva ruta de barco, se aleja progresivamente de Emma, igual que el recuerdo de su padre, y además evitaría futuras investigaciones policiales. 

La joven protagonista, Emma Zunz, presenta problemas de comunicación (vive sola), sobre todo con los hombres. Su comportamiento maníaco-depresivo proviene de un trauma de infancia: vio a su padre violar a su madre. La fábrica donde trabaja se torna el perfecto laberinto psicótico, de ahí su actitud confusa, tendente al repudio de sí misma y de su patrón (guardo la verosimilitud si evito que Emma narre en primera persona; mi historia exige la organización racional de un narrador omnisciente). 

Las motivaciones de Emma, aún virgen, oscilan entre la atracción y la repulsa. Íntimamente quiere ser poseída por su patrón-padre (complejo de Electra), pero externamente pretende eliminarlos (complejo de Edipo). Con Emmanuel Zunz de fondo, quedan explicadas las relaciones con el marinero y el patrón: el primero es la coartada del crimen; el segundo, consumación. 

El asesinato plantea entonces el valor moral del acto. En este sentido, creo necesario diseminar términos religiosos en el texto: justicia, sacrificio, impiedad, arrepentimiento… entrelazados con un vocabulario «del horror»: asco, oprobio, miserable, obscenidad… que diseñen una atmósfera de culpa y castigo. Este lenguaje simbólico ha de tener un referente objetivo en anécdotas concretas (ejemplo: losanges, casita de Lanús) para que los abusos sexuales (madre-pasado e hija-presente) coincidan en la perturbada psiquis de Emma y actúen como motivo desencadenante de la historia.

Finalmente, son preferibles la alusión y el indicio antes que una lectura lineal. Dispondré los materiales narrativos de acuerdo a controladas ausencias de contenido. Evitaré pisar la interpretación del lector. 

*Escrito para el Certamen Internacional de Microrrelatos "Los alephs". Los textos no debían sobrepasar las 300 palabras. De tema libre, tenían que comenzar con la frase: El hombre, sueco o finlandés, no hablaba español…, sacada del cuento “Emma Zunz”, incluido en El Aleph, de Jorge Luis Borges.

*Formó parte del fanzine literario Manifiesto Azul, 13, editado por la asociación Colectivo Iletrados. Desde este enlace se puede encontrar la versión electrónica (p. 53).

3 comentarios:

  1. Me gusta mucho. Me parece un relato que resulta original a la vez que se relaciona con eso que parece que están haciendo ahora autores como Lorenzo Silva o Kirmen Uribe de escribir el "negativo" de la novela...Enhorabuena.

    Besitos

    Bego

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  2. ¡El negativo de la novela! ¡Muy bien expresado! Eso es exactamente, una intrusión (ficcionalizada) al laboratorio del escritor. Quizás este ejercicio no suela "gustar" a la manera tradicional, pero eso no impide que siga indagando bajo la piel de la ficción. Muchas gracias por tus palabras.

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  3. Quizá no "gusta" a la manera tradicional porque no es una forma tradicional de escribir, pero por eso es aún más interesante.
    Gracias a ti por tus textos.

    Besos

    Bego

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